miércoles, 11 de abril de 2012

Vínculos que duelen todavía

Desházte de ellos. No te quedes a esperar el amor que no te dan ni la carta que no te envían ni la visita que no te han hecho. Lastima el alma la esperanza ciega orientada al vacío. No hay nada allí. Por más que busques. Por más que aguardes. Con o sin razón, un otro ha cancelado su apertura. Su cercanía ya no es. Se ha evaporado en el sin tiempo del destrato o del silencio cobarde. No hay nada allí. No hay nadie. Desházte del recuerdo que horada como la fina gota en la desnuda piedra. Nadie puede avanzar más allá del acantilado. Cambia de dirección. Es ese punto fijo en el que tanto has insistido lo que te tuvo entretenido, manoseando egoístamente las horas de tu amor y de tu entrega. Llena el espacio inmenso por delante con toda tu energía, con toda tu alegría, con todo tu ser para vivir y respirar, para entregar tu amor. ¿No ves que los recuerdos que te apenan te van dejando sin aire? ¿No te asfixian acaso esos vínculos que tanto te cuesta desatar? Desecha esa falta expectativa. Sé simplemente tú. Y ama lo más que puedas. Si algunos de esos viejos amores yacen muertos, ¡que descansen en paz! No los remuevas. Conserva alguna foto, alguna carta, pero no mucho más. El árbol no podría seguir en pie si llorara por cada una de sus hojas. Y, como alguien dijo alguna vez: "cuando llegues a la última página, cierra el libro". No digo que lo tires. Simplemente ciérralo. Él mismo impuso su final y quizás ya no tenga qué ofrecerte. Es triste, sí, no te lo niego. Pero seca tus lágrimas y pónte en marcha.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Fiestas navideñas...

Con las fiestas caemos en la vorágine de todos los años. No importa si nos propusimos organizarnos mejor y desesperarnos menos. Es igual que el año pasado y el anterior: los mismos invitados, las mismas comidas, los mismos regalos... Me propuse, nos propusimos, en familia, gastar menos. Esta sociedad de consumo nos interpela y desafía de manera creciente, hasta asfixiarnos, para que compremos "algo más". ¡Qué mentira tan barata! La mentira, digo, no el regalo. Y caemos en el engaño. Una vez más. Y de repente es Nochebuena y estamos ya todos reunidos, y el lugar es agradable, y la mesa está servida, y es enorme y perfecta. Y la comida está en su punto y la conversación va de maravillas, sí, pero... ¡olvidamos al Niño! Y la Navidad se ha pasado, una vez más, sin caer en la cuenta de que el Dios encarnado ha nacido para que palpemos, y ojalá sea con una vivencia más profunda, que nuestra Salvación ya está, ya estaba en camino. Y para que nos demos cuenta finalmente de que así como "no había sitio para ellos en la posada", tampoco le hemos hecho un lugar en Nochebuena entre nosotros, a la mesa. ¡Ojalá el pesebre de nuestras almas, haya estado al menos suficientemente ordenado, limpio y prolijo, como para no avergonzarnos un año más! Joyeux Nöel!

miércoles, 9 de junio de 2010

Viejas amigas

Es difícil definir qué es una amiga. Las amigas tiene muchos y muy variados atributos. Unas son amigas por el compañerismo, por las horas y experiencias compartidas, incluso a pesar de las disidencias. Otras son amigas por todas las coincidencias. Otras por puro amor. Tal vez la verdadera amistad sea aquella que puede ser comprobada a lo largo del tiempo. Y la prueba consiste en algo relativamente sencillo: si una encuentra a esa persona, y todo es como ayer, es una amiga. Si, en cambio, cuesta reconocer en ella a la que algún día quisiste tanto, ya no es tu amiga. O quizás nunca lo fue. Pasa a veces con las amigas que una pone demasiadas expectativas en ellas. Y no se les puede pasar la propia mochila. Sus elecciones son libres, y posiblemente otras distintas de las nuestrtas. Mientras se acepte el hecho de que ellas son ellas y se les reconozca el derecho a elegir por sí mismas, no hay problema. Pero si se las necesita acríticas, dependientes y admiradoras de nuestros supuestos méritos, no se está buscando una amiga. Se está exigiendo una esclava (que las hay!). Sigo otro día.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Errores de madre...

Las madres podemos, debemos, confesar algunos aspectos deplorables, claramente reconocibles, de la crianza de nuestros niños. A saber: - que contestamos a todas sus preguntas y terminaron creyendo que tenemos respuesta para todo, - que el hecho de que se interesaran por tantas cosas nos pareció buenísimo, y ahora morimos de ganas por que se decidan a elegir una sola, y no cuatro carreras universitarias, - que motivamos su curiosidad y que fueran dinámicos, al punto de que ahora ya no podemos lograr se queden quietos, (y sigue la lista...)

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mundo Madre

Hola! Soy simplemente una mamá. Este es un sitio en el que quiero volcar mis impresiones acerca de lo mucho que sucede en nuestras vidas. Espero que podamos compartir pequeños trozos de vida que nos ayuden a aprender algo nuevo cada vez. Te espero aquí!